sábado, 30 de agosto de 2008

Un pensamiento de Lilith

A Lilith le pasa que a veces se olvida,
se olvida que viene de un paraíso hecho para Evas.
Las Evas, masoquistas exacerbadas,
paren con dolor una y mil veces.
Porque ser mujer es un privilegio,
ser madre es lo único que no pueden ser los hombres.
Y por esta razón sufren el parto,
para deleitarse
con el único momento de superioridad
que Dios,
ese energúmeno enfadado porque me fui,
no les pudo quitar.

domingo, 24 de agosto de 2008

Todo sigue igual.

Se me olvidó que en la ciudad de las facturas...
en el país de la piel de toro,
no cambia nada.
Los mismos frikis,
las mismas quejas,
la misma crisis,
la misma hipocresia,
la misma fashion people,
la misma ignorancia,
la misma pretensión,
los mismos gritos,
las mismas adicciones,
los mismos caraduras,
la picaresca oriunda...
Y que yo creí que todo seguía en mis genes,
años de pelear con todos ellos, de discutir,
algo quedaría.

Pero no, la comodidad de la tela de araña me confundió,
me adapté a la tranquilidad y el respeto.

En la Piel de Toro el que no corre vuela,
y en el primer día de encuentro social
trabajando de quitapenas,
o dícese de camarera,
regresando a la dinámica de hace 4 años...
Ese mismo día,
mi monedero, con el sueldo recién cobrado, las propinas,
el metrobus y mi sheker de la suerte,
desapareció en la verdulería de los chinos.

El primer día en que intento no cabrearme,
ceder ante la realidad,
adaptarme de nuevo por no parecer aguafiestas,
ese primer puto día.
VA Y ME ROBAN LA PASTA

Y llorar y contarlo y ya que estaba, seguir llorando,
intentar penalizar a mi hígado para reponerme,
como reza la tradición,
todo uno.
Pero la gente de la Piel de Toro
está habituada y con el chupito se cura todo.
Ya está,
te escuchan un par de minutos
y te cuentan el robo de la vecina.

Y yo con mi sueldo que nunca existió
pensando que mejor sería volver,
que la tolerancia pasiva me da asco,
y que el respeto es mi uniforme diario.

martes, 19 de agosto de 2008

En el centro

Estoy en la ciudad de las facturas, según Kacho,
en el putocentro según yo.
Pero encerrada en este palacete
con piscina y comida bio,
para la descompresión
después de 50 días de festivales y danza made in Germany.

Es imposible salir de aquí.
A las 7.30 de la mañana
todos los días de diario,
las obras empiezan.
Tres casas en construcción rodean esta isla.
Tres casas en construcción destrozan mi descanso.
Tres casas en construcción me recuerdan que estoy aquí,
en el putocentro del país de la piel de toro.

Y que yo me fui por algo.

sábado, 16 de agosto de 2008

Razones para abandonar II

Me preparo, tengo ganas de bailar.
Como en un anuncio
me maquillo, discreta, pero con el toque necesario.
Me pongo, por supuesto, no lo mejor, pero si lo mas cómodo.
Suficientemente cómodo, suficientemente sexy.
Algo que no quede horroroso cuando me quedo en calcetines,
no olvidemos que estamos en el país de las arañas.
Me perfumo, es una fiesta, el nenuco no es práctico.
Hago todo eso que critico en las pijas,
me protejo con una fachada que no me pertenece.
Pero es que voy de fiesta,
y es una ocasión excepcional porque me apetece.
Tengo muchísimas ganas de bailar,
bailar hasta perder el control.

La verdadera razón es que en la anterior fiesta
me hice reina y coincidí con un príncipe,
que luego murió en la batalla, pero fué.

Salgo a la calle berlinesa,
chupa de cuero, botas de cuero, fular,
preparada para el regreso.

Bebo medio litro de tinto de verano,
rioja reserva y kas limón.
Aurelio me mata si se entera,
pero hoy me dejo atrapar o me vuelvo araña.

LLego al edificio okupa
donde van a temblar los pilares con mi sola presencia,
Me presento a los desconocidos,
charlo con el líder del festejo.
No necesito cerveza está demasiado caliente.
Busco un círculo donde rodearme y pasar desapercibida.
Nadie se mueve.
Tras media hora de sociabilizar
me bebo una cerveza sin ganas.
Medio litro, no lo olvidemos.
Necesito la música.
Organizo un comité de baile,
hemos de encontrar un dj o un buen cd.

Movilizo a media fiesta,
consigo música y evidentemente me lanzo.
Estoy sola las primeras tres canciones,
poco a poco se unen algunos personajes.
Parejas sin nada que decirse.
Fuera la gente habla y bebe.
Habla sin ganas, bebe sin ganas.

Seguimos unos pocos bailando.
Todo el mundo me mira
cuando pasa a coger su cerveza.
Me siento atrapada en la tela de araña,
pero sigo bailando, necesito sudar un rato.
Dos parejas siguen sin comunicarse
pero mueven sus cuerpos arrítmicos.
Intento no sentirme sola.
Fuera la gente habla y bebe.
Habla sin ganas, bebe sin ganas.

Aparece un chulazo interesante,
no baila, se pone a escalar la pared.
Si, escala la pared, trae pies de gato consigo.
Otro aburrido se le une.
Yo sigo sola en la pista,
bebo mi segunda cerveza caliente.

A las 3 de la madrugada nada ha cambiado.
La pista sigue vacía,
alguien me acompaña un tema,
pero retorna a su cerveza y a su mirada introspectiva.
Fuera la gente habla y bebe.
Habla sin ganas, bebe sin ganas.

No me he vuelto araña,
no me han atrapado.
Salgo a la calle solitaria.
Busco el metro solitario.
Todavía me queda mucho baile dentro,
pero no hay forma de sacarlo.
Me he aburrido mucho.
Ya ha amanecido, he cumplido los objetivos,
pero siento la perdida de tiempo en el sudor.
No merece la pena desayunar borracha,
no estoy borracha,
son solo las 3 aunque haya luz.

Alguien canta en el vagón.
La gente habla y bebe en el tren.
Habla sin ganas, bebe sin ganas.

martes, 12 de agosto de 2008

En la piel

Esta mañana llovía a cántaros e íbamos con chaqueta y anorak.
Ahora, a las 20 horas estamos a 35 grados y el sol calienta.
Maravillosos inventos los aviones.
Recuperando la ñ.
Os adelanto razones mañana.