domingo, 9 de marzo de 2008

La razón y el frío

El frío obliga al raciocinio.
O tal vez no sea así,
pero aquí el "bajo vientre" o instinto se congela
como el cactus de mi ventana.
Nada se hace dejándose llevar.
Todo es planificado y estrategicamente pensado.
La espontaneidad la venden embasada al vacío
y cuesta casi un jornal entero.
El porque sí no existe.
Aquí todo es consecuencia de lo que has hecho antes.
El individuo es responsable por si mismo.
Para tomar una decisión el estudio analítico es inaudito,
para mi casi inhumano, pero brutalmente social.
No cuenta ni la intuición ni el corazón.
El núcleo familiar, los amigos, tu gente... escasean.
El camarero ni te mira cuando le pides coñac.
Los grupos en el bar se miran y beben, no hablan.
Los chisten se hacen por turnos.

Cada mañana me cruzo con alguien que bebe cerveza,
y no es un punky o un estudiante vago o resacoso,
es una mujer adulta y perdida
o un hombre solo que aguanta el frío en un banco.
El padre de D se pasa días enteros sin hablar,
cuando D lo llama tiene que toser para despertar las cuerdas vocales.

El sueño de la razón que provoca monstruos en Goya,
aquí produce alcohólicos...
y mucha, mucha, mucha soledad.

No hay comentarios: