martes, 13 de abril de 2010

Quince minutos. Parte 6.

Realmente le avergonzaba enfrentarse a un suceso que no quería catalogar ni como curioso ni como excepcional. Era algo que le había pasado, que era absolutamente irremediable, que la conciencia le mandaba buscar un culpable para justificar las explicaciones que tendría que dar al día siguiente. Pero que eso le pasara justamente a ella. Que nunca había sobresalido de ninguna forma en el despacho. Que pasaba absolutamente desapercibida hasta para el gestor, al que se le olvidaba siempre entregarle la nómina. Que ni su trabajo ni su presencia llamaron nunca la atención. Que no provocaba ningún interés a nadie. Que entró en el despacho porque era la becaria y a su jefe le subvencionaban el puesto de trabajo. A ella que era la persona más vulgar y simple que existía. Que no tenía nunca nada que contar. Que no estaba divorciada. Ni pagando un crédito. Ni frustrada por alguna pasión perdida. Que no tenía vida pública. Que ni siquiera la acosaban, aunque sólo fuera para darle algún aliciente a su monótona vida. Que le pasara eso a ella que era tan incapaz de enfrentarse a los imprevistos como a salir de la cotidianeidad... Y Ana se perdía en el fastidioso caos y en el mal atribuido destino.
Ana, totalmente borracha por el exceso de adrenalina, con la mezcla de instinto de supervivencia, el deseo de extirparse los ovarios y donarlos por 200.000 pesetas, el horror de no aceptar su propia feminidad y lo que ello conlleva, fue a la nevera y se sirvió un desmedido ron con hielo. Volvió al comedor, se miró al espejo, levantó el vaso, sonrío, y brindó: " Por las mujeres". Y comenzó a reírse desbordando nervios por doquier. Sacó el paquete de compresas y el de tampones que llevaba en el bolso y los esparció por todo el salón a la vez que empezó a analizarlas y echarles ron por encima para conseguir el efecto de las perlas súper - absorbentes.

TAMPONES CON APLICADOR

Solución práctica y discreta respecto a la protección higiénica de la mujer de hoy.
Durante la menstruación, presta mucha atención a la higiene personal.
Lávate siempre las manos antes y después de cambiarte el tampón.
Quita la envoltura y cerciórate de que el cordón sale del tubo interno y cuelga libremente hacia fuera.
Debes cambiar de tampón aproximadamente cada 4-6 horas y con mayor frecuencia todavía si tu flujo es abundante. También puedes usar un tampón por la noche, es decir durante 8 horas como máximo. En este caso, debes ponerte un tampón justo antes de acostarse y volver a cambiarlo en cuanto te levantes por la mañana.
Como el flujo menstrual se absorbe antes de salir al exterior, no desprende olor.
Lea primero las instrucciones y luego deje el folleto donde pueda verlo para poder tener las manos libres.
Compruebe siempre que ha sacado el último tampón antes de insertar uno nuevo y asegúrese de retirar el último tampón al final de su periodo.
Utiliza tampones durante la regla solamente y cerciórate de que te has quitado el último al final de cada regla. No uses tampones durante el resto del mes

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