lunes, 23 de junio de 2008

En la isla del país de las arañas.

Pasaba por la Vinería...
Mejor: fui a mi bar de la esquina de aquí...
Preparaba una tortilla de patatas para cenar en "familia".
Un alubión de hispanohablantes arrasó hasta el interior.
La tortilla quedó a medias.
Querían ver el partido España-Italia.
Empecé a abrir botellas de Rioja.
La familia mamá alemana-papá italiano-niña Momo (viva el mestizaje)
con ricitos rojos y bandera italiana se incorporaron al grupo
todos alrededor de una tapa de serrano, chorizo, manchego y vino.

Después de la mitad del primer tiempo apareció otra joven italiana con dos franceses.
Se sentó enfrente mía,
al lado de una madre española donde las haya,
que dejó de ser maruja desde el momento que viajo al país de las arañas a ver a su hija.
Pero madre con todas las de la ley.
Gafas de madre, pelo repeinado de madre, trajecito de verano de madre,
bolso a juego con zapatos de madre, bebiendo zumo de naranja de madre.

La susodicha joven no paraba de decir "Madonna qué pasa?"
insistentemente en la oreja de la madre.
Era una de esas personas incapaz de ver un partido de fútbol.
Se movía, gemía, daba pataditas, se tiraba del pelo...
Nerviosa estaba y no podía evitarlo.
Así, hasta que la santa paciencia de la madre
después del décimo sexto "Madonna, qué pasa?" dijo:
Tenemos a Iker Casillas en la puerta,
eso es lo que pasa, nada de madona, es Iker, nena.

A partir de ahí empecé a mirar el partido.
La chica se relajó, más le valía.
Yo le puse un zumo de naranja tocadito de anís a la madre.
Invitaba la casa
Cuando acabó, gritos, bravos y más vino.
La madre se giró y susurró "qué se jodan las italianas".
Al cabo salió la niña Momo llorando debajo del brazo de su madre.
Todos callamos, la perdida bien merece un respeto.
La bandera quedó en el suelo:
un homenaje callado a Iker Casillas.








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