lunes, 22 de febrero de 2010

Fuerteventura

Las nubes corren, atraviesan raudas el desierto isleño.
No quieren arriesgarse a ser atravesadas por el fuego.
La lava se mezcla con la piedra roja.
Rojinegro en lontananza.
Al fondo y por todos lados el mar.
La insularidad domina toda sensación,
la sed del volcán controla el resto.
El verde es un regalo humano, una mancha.
Las cabras corriendo, reagrupándose,
ayudan al desconcierto de las nubes.
Al fondo y por todos lados el mar.
Las olas y el surf provocan risa en la isla majorera y pobre.
Incongruencias de los tiempos de ahora.
Los autóctonos no descubrieron su tesoro de rompiente y viento.
Fuerteventura. Y viento, viento, viento...
Viento que no paran los árboles,
que arrastra las dunas,
que mueve la isla de lado a lado.
Viento. Fuerte viento. Fuerteventura.

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