martes, 22 de enero de 2008

Las decisiones en el entorno de Freud

El horror de tomar una decisión es, a veces, infinito.

Partiendo de la base de que nada depende de ti y si depende de:
las circunstancias que te rodean,
el punto geográfico en el que te encuentras,
la nacionalidad que vistes,
el humor de un señor que parece un cowboy idiota,
la cantidad de petróleo que hay en ciertos lugares
y hasta de la parada del tren en la que te bajas...

Pues siendo consciente de eso, el terror a decidir es una soberana gilipollez.

Pero está ahí.

Y sólo para eludirlo hay que ampliar el campo visual y reconocer:
que la vida no te pertenece,
que sorpresas te da la vida, la lá,
que si decidiste luchar, vas a tener que hacerlo hasta el final,
y que la vida, al fin y al cabo, está para arriesgarla, hostia.

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