jueves, 17 de abril de 2008

Castigo

"Volver a amar es el castigo de los que amaron en exceso"...

Yo no sé si amé en exceso, es probable.
Pero que lo que me pasa es un castigo también es cierto.
Otra vez el mismo escenario,
de nuevo la misma estúpida canción.
Es como si alguien se estuviera descojonando en mis narices y yo estuviera congelada.

Lo amo como siempre he amado,
a lo bestia.
Para mi no hay intermedios o interludios.
O amas o no amas.
Pero si amas, que sea de verdad
y hasta que deje de serlo.
Mariconadas las mínimas.
Y él, como en una paradoja temporal,
como en un bucle del tiempo...
él, no me ama.
No me ama todavía, lo intentará, dice.
Y es cierto y lo sé,
le gusto y lo intentará,
probablemente sea la única manera en que deje de encontrar complicaciones....
pero es tan triste,
tan tan tan triste...
que mi desazón lo envuelve todo.

Mi autoestima se ha evaporado,
hoy he pasado el aspirador
para hacerla desaparecer definitivamente.
Mi dignidad está en el cubo de la ropa sucia.
Y yo no sé si meterlo todo en mi mochila
y salir de esta ciudad jodida
pero semi-entera.
Como la leche...
(chiste cínico y malo, aunque me siento un poco tetra brick)
O dejar que me acabe de destrozar
para reconocer con el tiempo y el nuevo alicatado,
que al menos lo intenté,
que no me hice la dura,
que no jugué mi papel de independiente,
que no usé mi condición de mujer-loba-solitaria.
Que Lilith no asesinó a Eva en presencia de Adán.
No, quiero recordar al menos,
que me lancé a esta piscina cutre y vacía,
que aunque no fue un abismo digno de encabezar poesías,
fue algo.
Que hice el gilipollas de nuevo y en alemán,
pero lo hice
y fue bonito
y por supuesto,
como siempre,
valió la pena.

1 comentario:

Kacho dijo...

Como bien dices, recorrerás de nuevo ese camino tenebroso e incierto de la mano de tus sentimientos más nobles, puros e incotrolables. Qué paradoja.