martes, 6 de abril de 2010

QUINCE MINUTOS. Parte 5.

"Y el lunes por la tarde, todos me miraran y a mí hasta se me habrá ido hasta la regla del sofoco”.
“La verdad es que era mejor una compresa que un tampón. Con su imagen tan fálica, con el cordoncito colgando, repleto, hinchado, y totalmente absorbente”. Ana empezaba a justificarse a si misma, cualquier cosa antes que sufrir...
La química de la adrenalina había ido transformando a nuestra protagonista en un cúmulo de melanina que residía en el rostro. Su corazón bombeaba desesperado a doble velocidad. Respiraba con pequeñas bocanadas. Pero la mente empezaba a indagar la parte más cómica e intrascendente del suceso.
"La verdad es que el técnico es joven. Igual al verla sólo le dará un poco de asco. Seguro que no se asusta demasiado. Seguro que ha visto ya alguna que otra compresa, usada o sin usar. Seguro que tiene novia y hasta le hace el amor con la regla. Pero el jefe.. el jefe no tiene pinta de hacer el amor con regla, ni sin ella, vamos, de hecho no tiene pinta, ni de haberlo hecho, ni de haber visto nunca una compresa con alas, ultra, y extraplana.
Si es que esto de ser mujer, ya ves, una vez al mes... ¡zas!. Pasas de ser una mujer a ser una mujerona. Y encima con dolor. Un dolor de piernas que no te permite las carreras, un dolor de riñones que te impide moverte, unas subidas de temperatura corporal de colocón, una hinchazón de tetas en el que cualquier roce te hace ver las estrellas, unas ganas de vomitar constante y un hambre también constante que no te permite saciarla por la presión del estómago sobre los ovarios. Porque eso es lo que te hace odiar al mundo entero y entonces no paras de llorar. Y contestas siempre mal a quien no corresponde. Y no entienden que lo que sucede en tu cuerpo en tan sólo tres días, es algo que sí se pusiera en un documental creerían que sucede a cámara rápida, que hay que vivirlo para entenderlo. Que no es fácil. Que hasta te crece el vello tres veces más rápido."

No hay comentarios: