lunes, 22 de marzo de 2010

Malditos libros

Abres el libro,
tienes una intuición
como un susurro leve
entre la nuca y el oído.
Sabes que te va a atrapar,
pero no sabes
qué es lo necesario para ello.
Intuyes apenas.
Leo solo la dedicatoria.
No me atrevo a más.
Leo las frases del principio,
ápices de otros libros
que han inspirado al autor
o a esta historia.
Tendrán nombre artístico estas citas...
Si hubo batalla
ya la he perdido.
este libro además de atraparme,
va a incitarme a escribir
parrafadas inútiles que no llegan a nada.
No olvidemos que no soy escritora,
si alguna vez escribí bien
fue por juventud y casualidad,
no certezas y buenhacer.
Aún así llevo 4 páginas
de mi libreta escritas ya,
y no he pasado de la segunda página del libro...

Fui al Cervantes y la cagué.
Ahora tengo un libro asfixiándose en la mochila
mientras intento estarme quieta
para que un ajeno produzca arte de mi cuerpo...
y claro, no puedo.
¡Malditos libros!

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