domingo, 21 de marzo de 2010

QUINCE MINUTOS. Parte 2.

Y fue mientras hablaba con él cuando se dio cuenta de que la regla había tomado protagonismo. Después de una semana de espera, la susodicha había decidido llegar en el momento justo en que la sobredosis de excitación obligaban a Ana a preguntarle a Juanjo si algún día tendría libre para ver una peli juntos. Evidentemente esto, la susodicha, puso a nuestra heroína de los nervios y la hizo salir corriendo hacia un supermercado cercano. La primera excusa que encontró para sustituir al “voy a por compresas, es que me ha bajado la regla” fue “estoy teniendo una alucinación, voy a llamar a mi abuela”. No volvió a mirar a los ojos de Juanjo en todo el día. Una considerable mala leche empezó a fermentarse en su interior y se maldijo 346 veces seguidas por haber dicho semejante gilipollez. Ya empezaba a acostumbrarse a que la realidad humana le recordara que la vida no era una película. Que la banda sonora de su imaginación se transforma en ruido nada más abrir los ojos. Y que las cosas no salen como te las esperas. Perra vida. “Y que no tenga suerte ni para quedar con mi héroe...”

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